Voy a empezar esta reseña sobre el último día del Lollapaloza con la siguiente frase popular: «Calavera no chilla».
La realidad es esta, tres días de festival me han dejado más que agotado, pero no puedo negar que ha sido una experiencia más que satisfactoria en todos los sentidos. Debo confesar que para esta jornada he decidido venir más tarde ya que necesitaba de un buen descanso, levantarse después del mediodía, tomar un buen baño de tina y volver con las energías renovadas.
En esta ocasión llegué para casi las 6 de la tarde, uno de los artistas que quería presenciar era Tiago PZK, uno de los artistas argentinos en ascenso que ha tenido sus inicios en el género urbano y que ha logrado incluso hasta filmar una película, que si bien es de ficción, refleja mucho de su carrera y su música allí. Con un inicio en el que le dedicó una melodía a su mamá, habló con el público sobre la felicidad de volver a estar en un escenario, que los problemas ocasionados por la pandemia han hecho que la participación en un festival como el Lollapaloza sea más que especial.

Foto del Instagram: Lollapaloozaar
Babasónicos se hicieron presentes alrededor de las 8 de la noche, y fueron unas de las bandas argentinas en un horario central con gran convocatoria, en el que el público se hizo muy presente cantando todas sus canciones y acompañando a la banda que sigue su carrera con éxito desde el año 1991.