La película «El fotógrafo de Minimata» dirigida por Andrew Levitas y protagonizada y producida por Johnny Depp te muestra la crueldad más profunda de las empresas, el capitalismo y la sociedad de Minamata, Japón. Basada en hechos reales, este film es una adaptación cinematográfica de Aileen Mioko Smith y Eugene Smith, los protagonistas de esta historia. La película estará en los cines el próximo 30 abril.
La historia empieza en Nueva York en el año 1971. Tras sus celebrados días, W. Eugene Smith, uno de los fotoperiodistas más reconocidos de la II Guerra Mundial, se siente desconectado de la sociedad y de su carrera. La revista Life, donde él actualmente trabaja lo envía a la ciudad costera japonesa de Minamata, cuya población ha sido devastada por el envenenamiento por mercurio, resultado de décadas de negligencia industrial. Smith, junto con su acompañante de viaje y traductora Aileen, la que más tarde acabará siendo su esposa, se sumergen en la comunidad y sus imágenes le dan al desastre una dimensión humana desgarradora que te remueve todos los sentimientos.
Este film es muy conmovedor y no deja indiferente a nadie. Sí que es cierto que se documenta cómo se llegó a conocer la enfermedad de Minamata y como Smith junto a Aileen tuvieron muchos problemas para llegar a conseguirlo, pero personalmente el director se queda a medias y no es capaz de aprovechar una historia como esta. Cabe destacar la gran interpretación de todo el cast y el hecho de ver una gran variedad en este. Desde Johnny Depp (Eugene Smith), Bill Nighy (Robert Hayes), Hiroyuki Sanada (Mitsuo Yamazaki) a Tadanobu Asano (Tatsuo Matsumura), Katherine Jenkins (Millie), Jun Kunimura (Junichi Nojima), Minami Bages (Aileen), Ryo Kase (Kiyoshi) y Akiko Iwase (Masako Matsumura). Todos estos actores y actrices son capaces de crear el ambiente que se necesita para transmitir un mensaje tan turbio y desolador como el envenenamiento por mercurio a los ciudadanos de una pequeña ciudad pesquera, haciéndonos empatizar desde el primer momento con la situación.
Un punto que se debe tener en cuenta de esta película es el ritmo en el que se cuenta la historia, que personalmente creo que han desaprovechado una gran oportunidad de contar con más profundidad la historia de Minamata y sus habitantes dándole más protagonismo a algunas historias que no hacía falta profundizar o eran totalmente irrelevantes. En «Minamata», Levitas y Delhomme adoptan un estilo de rodaje curioso y algo arriesgado, probablemente inspirado por el propio Smith y su vida tan ajetreada. Los ángulos y el estilo de filmación en varias ocasiones son contados con la cámara en mano de Delhomme para capturar su esencia y hacerlo totalmente real, esperando luego desvelar la verdad del momento en el montaje. El enfoque resulta desorientador, pero luego cobra mucho más sentido cuando Gene y Aileen llegan a Japón.
Minamata presenta varias secuencias muy polémicas y difíciles de ver, llegando a apelar a los sentimientos y la ira al espectador dada la gran injusticia de las empresas y el capitalismo. Una escena que me gustaría destacar y que da un gran giro a la historia es cuando Gene, Aileen y otros activistas como Mitsuo se infiltran e invaden las salas de los hospitales y los laboratorios de investigación donde se trata a los pacientes de Chisso Corporation y descubren que los pacientes de Chisso Corp. están siendo tratados por la contaminación de metil mercurio, pero la empresa no está haciendo nada al respeto para no perder su dinero.
Chisso es un poderoso adversario que tiene a la policía y a los matones locales en el bolsillo, una enorme empresa química que vierte sus subproductos tóxicos directamente en el suministro de agua. Levitas es capaz de hacer más creíble esta historia gracias a sus grandes dotes de dirección y su gran capacidad creativa de recrear la historia de Eugene, pero cuando se trata de enfrentamientos violentos, incluyendo un ataque que deja a Gene muy magullado y vendado para la toma de su impactante fotografía «Tomoko en su baño», Levitas no muestra tanta contención y eso causa que el espectador no empatice tanto con el protagonista.
Andrew Levitas hace un trabajo impresionante al calcar los lugares en los que Gene y Aileen llevaron a cabo su radical investigación, la cual utiliza una localización en particular que sirve para definir la película, cosa que a la vez juega en contra para algunos, ya que al no tener esa variedad de escenarios puede resultar ser pesado en algunas ocasiones. Minamata no fue un caso aislado, como recuerda el montaje de los créditos finales, mostrándonos las grandes injusticias sociales y movidas por el capitalismo a todo el mundo.
Por desgracia y desde mi punto de vista analizando el conjunto del film, es una historia muy importante para dar a conocer, pero está contada de una manera desafortunada y con muchas subidas y bajadas que hacen desconectar al espectador durante el film. Da la sensación que el director pone más el foco de atención a la parte amorosa y sentimental de la historia cuando puede entre Gene y Aileen y deja de centrarse en el principal problema y denuncia que quiere reflejar “El fotógrafo de Minamata”. Minamata es otra película con buena intención sobre un tema serio, de las que aparecen en casi todos los festivales.
Abel Cruces